Siguiendo con las máximas de la
brujería , hoy escribiré sobre la máxima de la humildad.
La humildad es la antítesis,no del
orgullo sino de la vanidad. La vanidad es el amor a nosotros mismos,
hasta el extremo de rendirnos una especie de culto. Nos acusan a
veces de ser egoístas en nuestras actitudes religiosas, porque una
de nuestras normas fundamentales es la de" conoce te a ti
mismo"cuando la verdad es que la mayoría de nosotros no somos
egoístas, sino que aprendemos a ser conscientes de nosotros mismos.
Nosotros no nos erigimos en jueces de
los demás, por muchos que sean sus malos hábitos Creemos en la
reencarnación como medio de corregir estas malas tendencias en
sucesivas etapas. Por eso cuando oímos o vemos que tal persona es
"mala" sabemos que se haya en un grado inferior de evolución No nos consideramos mejores ni mas virtuosos que esa
persona,la cual puede suceder que aun conserve, bajo una apariencia
humana,reminiscencias de una vida animal. Nosotros solo tenemos la
ventaja de haber evolucionado mas deprisa, aprovechando lo aprendido
en encarnaciones anteriores.
También manifestamos nuestra humildad
reconociendo que el "malo"puede haber sido cualquiera de
nosotros hace millares de años.
Prestar ayuda a otra persona, sin
juzgarla ni hacerle recriminaciones, debe ser siempre labor
primordial de quienes practicamos la brujería.
bibliografia:Arte completo de la
brujería de Sybil leek.
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